Korin invierte en producción sostenible de aves
La producción de gallinas ponedoras y pollos de engorde del sistema libre de jaulas no es algo nuevo para Korin. La empresa apuesta por una producción libre de jaulas y bienestar animal desde hace mucho tiempo, cuando aún se discutía raramente sobre este asunto. Sin embargo, Korin continuó invirtiendo en una producción natural y sostenible. Después de casi 25 años, el resultado llegó: los ingresos de la empresa se cuadruplicaron. ¿Sabe por qué?
El pollo de engorde de Korin y de cualquier otra empresa vive en la granja poco más de un mes y durante este tiempo tiene derecho a una buena vida, con bienestar. Esta preocupación también está creciendo entre los consumidores, que prestan más atención a lo que ocurre en este periodo. Anticipándose a esta tendencia, Korin lleva produciendo pollos criados sin jaulas y sin utilizar antibióticos, promotores del crecimiento o potenciadores del rendimiento desde los años 90. Esta empresa es incluso pionera en América Latina en recibir el sello Certified Humane de bienestar animal.
La empresa nació para atender la demanda de sostenibilidad
Cuando Korin implantó el manejo compasivo y fomentó el bienestar de los animales, vio que su facturación se multiplicó en la última década, con un cierre anual de más de 35 millones de dólares en 2017. Este año, espera cerrar con unos 39 millones de dólares. La empresa está relacionada con la iglesia Mesiánica y nació de la necesidad de atender a sus fieles, que creen en una agricultura sin transgénicos y agrotóxicos. El negocio contó con el dinero de la iglesia por mucho tiempo. Hoy en día, Korin presenta resultados positivos y una ganancia real, que se reinvierte en su totalidad.
El cuidado de los animales es premisa obligatoria en las producciones de la empresa. Las granjas asociadas a Korin rechazan rotundamente las jaulas y cuentan con espacios para que las gallinas y los pollos revuelvan y vivan de forma natural. Su alimentación consiste sólo en maíz y soja y no lleva otras mezclas, a diferencia de las producciones convencionales. Además, al no recibir antibióticos u otros aditivos, los productos con el sello Korin son más saludables.
“Ser sano” ya es una tendencia
El mercado de consumo sostenible creció más del triple en una década, de 2007 a 2017, pasando de más de 7 mil millones a casi 24 mil millones de dólares, según datos de la consultora Euromonitor. Los nuevos hábitos del consumidor favorecen a empresas como Korin, que están invirtiendo en producciones sostenibles y que respetan la naturaleza. Ante este nuevo panorama que viene desarrollándose, la preocupación por el bienestar animal está ganando cada vez más fuerza.
El tema comenzó a destacar en los medios de comunicación, se convirtió en la principal causa de ONGs y eventos del área de producción animal y alcanzó el nivel más alto dentro de las responsabilidades de empresas alimenticias ante el consumidor. Tanto fue así que varios gigantes de la alimentación cambiaron de opinión y asumieron un compromiso con el bienestar animal. Todo ello para atender un nuevo perfil de cliente, más atento y en busca del “ser sano”. Además de Korin, la fuerza de este movimiento está consiguiendo la atención de empresas como BRF, que hace poco lanzó en Brasil la línea Sadia Bio de pollos sin antibióticos y criados con una alimentación 100% vegetal. Esto sólo confirma que es cierto que las empresas alimenticias tienen que sentir el mercado, entender quién es su comprador y seguir la tendencia del público para mantenerse entre sus preferencias.
Este nuevo consumidor quiere que se garantice que está invirtiendo en productos provenientes del uso de buenas prácticas. Y el sello de bienestar animal es, sin duda, la respuesta a esta cuestión. Las granjas que todavía insisten en un manejo tradicional, en el que se realizan atrocidades y que se centcertificacao-de-bem-estar-animal-como-obter-o-selo/ra solamente en la producción en masa, provocan la repulsa del consumidor hacia la marca y su producto. Esto es una alerta: el llamado anticonsumo, tan común en el mercado de automóviles y tabaco, por ejemplo, ya está influyendo la ingesta de carne animal.
La discusión sobre el bienestar animal se puede ver como un factor de innovación en la producción de animales para el consumo. El ser humano siempre se alimentó y continuará alimentándose de carne. En el pasado, la gente no se preocupaba de cómo se hacía. Hoy, su opinión ya es muy diferente y tiene que ser valorada. Si no puede evitarse el sacrificio, lo mínimo que puede hacerse es darles a los animales una vida que valga la pena vivir, como diría Temple Grandin.
* Texto producido con información extraída del artículo “La gallina feliz vive más” de la revista Exame.
Publicado em 05 diciembre de 2018