¿Qué es el estrés en la producción animal y cuáles son sus consecuencias?
Garantizar el bienestar de los animales de producción no es una utopía, sino una inversión en atención y cuidados que aporta beneficios a todos, tanto a productores y consumidores, como, por supuesto, a los animales.
Además de ser condenable éticamente, el estrés en la producción animal, especialmente crónico, es decir, que perdura en el tiempo, altera el metabolismo de los animales y perjudica la calidad final de cualquier producto. Por lo tanto, el criador que quiera vender productos saludables y aptos debe saber que la calidad está relacionada con el manejo y el cuidado que reciben los animales, es decir, con la condición de bienestar en que viven.
Esto sirve para la carne bovina, de cerdo y de aves, la leche y productos lácteos, huevos y sus derivados, o cualquier otro producto de origen animal. Es un hecho que el estrés en la producción animal durante el manejo da como resultado unos procesos bioquímicos que, durante la vida del animal o incluso después de su sacrificio, causan alteraciones en su cuerpo.
Además, los animales criados en condiciones de estrés, como en jaulas de espacio muy limitado y que no satisfacen sus necesidades básicas, también tienen un sistema inmunológico frágil, por lo que pueden padecer enfermedades que, a su vez, pueden transmitirse a los seres humanos.
Las alteraciones en la calidad de los productos de origen animal varían según la causa del estrés, el tipo de animal y el producto derivado. Van desde el color oscuro o pálido de la carne y la pérdida de su calidad (como la ternura), hasta el mal olor de los huevos, el mal aspecto de la leche y la presencia de microorganismos no deseados.
Ya sea una crianza de aves, de cerdos, de bovinos o de cualquier otro animal, existen técnicas de manejo específicas para cada una de estas especies que garantizan que los animales tengan una vida saludable y que los productos derivados sean de calidad. Técnicas que, contrariamente a lo que muchos piensan, son sencillas y accesibles para empresas de cualquier tamaño.
Prácticas que perjudican la salud y el bienestar de los animales
Existen varias prácticas de crianza muy utilizadas que perjudican la salud y el bienestar de los animales e impiden que el producto final sea de excelente calidad.
Al ordeñar vacas lecheras, por ejemplo, ha de respetarse su cuerpo y su comportamiento: son animales que disfrutan la rutina, reconocen al criador y no les gusta que las ordeñen extraños.
Antes del parto, las vacas necesitan descansar al menos sesenta días sin producir nada de leche para que el feto se desarrolle bien, la ubre se recupere y la leche venga con calidad.
El criador también debe prestar atención a enfermedades como la mastitis y asegurarse de que sea la misma persona quien alimente siempre en el mismo horario a los animales; del mismo modo, quien ordeñe a las vacas debe ser paciente y alguien a quien le gusten estos animales.
Nunca debe guiarse a las vacas con gritos o agitación ni usar instrumentos que las agredan. Lo correcto es estimularlas con silbidos o llamar a cada una por su nombre si lo tienen (muchas ya se identifican con números, pero ¡a todas les gusta que se las trate de forma tranquila!).
El lugar de ordeño debe ofrecer espacio y tranquilidad a las vacas y seguridad a la persona que las ordeña. Ningún perro ha de tener acceso nunca al local.
La instalación debe estar bien ventilada o tener un sistema de refrigeración en caso de que haga demasiado calor, además de disponer de todo el equipo necesario para el ordeño, que puede ser manual o mecánico. Siempre hay que asegurarse de que todo está bien regulado para usarlo en los animales.
Estos son sólo algunos de los cuidados imprescindibles para evitar el estrés en la producción de vacas lecheras. Otras especies animales también requieren técnicas y precauciones particulares para cada una de ellas.
Los cerdos, por ejemplo, no deben tener que disputarse el alimento entre ellos por el riesgo que supone de estrés y liberación de cortisol en el organismo, algo que influye en la calidad de la carne y puede hacerlos más susceptibles a enfermedades.
Los lechones tienen que criarse juntos para que desarrollen una noción de convivencia y aprendan a establecer una jerarquía social.
Han de poder moverse sin problemas en los chiqueros, cuyo piso debe ser antideslizante, y recibir una alimentación adecuada siempre según su edad o fase productiva. Nunca se debe cortar la cola al cerdo (no impide la incidencia de canibalismo, que sí puede evitarse con un manejo completo y correcto) o cortarle los dientes, simplemente limárselos.
Las aves, obviamente, también necesitan cuidados especiales. En general, todas las granjas en las que se quiere evitar el estrés de los animales de producción tienen que cumplir con algunos requisitos básicos:
● Los animales nunca han de pasar hambre o sed: se ha de proporcionar alimentos y agua de calidad y en la cantidad suficiente a todos, respetando siempre sus necesidades nutricionales;
● Los animales no pueden estar incómodos o lastimarse por tener unos ambientes de refugio que se encuentran en condiciones precarias;
● Nunca se han de utilizar medicamentos promotores del crecimiento o del rendimiento de los animales. Únicamente se deben aplicar vacunas para prevenir enfermedades y administrar medicamentos para tratarlas cuando sea necesario. La prioridad para que se dé una condición de bienestar animal positiva siempre debe ser la prevención;
● No exponga a los animales al miedo y al estrés durante su manejo: la interacción entre el hombre y el animal tiene que ser positiva para favorecer la productividad y el bienestar de los animales. Se prohíbe cualquier tipo de acción que asuste a los animales o incluso los lastime de forma deliberada.
● Los animales tienen que vivir en un ambiente con el espacio y las condiciones que les permitan comportarse de manera natural. Colocarlos en jaulas y otros espacios restrictivos afecta gravemente su comportamiento y bienestar. Estos sistemas están estrictamente prohibidos por el Programa Certified Humane.
Estas son algunas de las condiciones que certificadoras como Certified Humane analizan antes de emitir el sello que comprueba que el producto final que llega hasta los consumidores cumple con todas las normas éticas de producción animal. Un sello que se puede utilizar en el envase del producto y que indica la garantía de calidad, salud y bienestar para todos.
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Publicado em 26 abril de 2021