El consumidor exige una producción de alimentos con transparencia
Hace un tiempo pocos se preocupaban en saber de dónde provenía la comida que llegaba a sus mesas, sin embargo, el consumidor está exigiendo cada vez más transparencia en la producción de alimentos.
Existía en el imaginario del consumidor una ilusión, muchas veces reforzada por la publicidad, de que los alimentos disponibles en los anaqueles de los supermercados habían sido producidos en un ambiente campestre y acogedor, como una linda y pequeña hacienda. Esto ahora es parte del pasado, ya que el consumidor está exigiendo una producción de alimentos con transparencia.
Descubrir lo que realmente quiere un consumidor es una tarea difícil para cualquiera, pero para los productores de alimentos ya existe un camino bastante claro por el cual guiarse. El futuro de un negocio en este sector está en garantizar el bienestar de los animales que producen carne, leche y huevo. Ello es lo que han descubierto especialistas en conocer los deseos de las personas, con cada nueva investigación realizada sobre las tendencias de consumo.
Hoy en día, casi todo el mundo tiene conciencia cuan compleja es la producción de alimentos, partiendo desde el campo hasta el minorista, pasando por mataderos y unidades de procesamiento de lácteos. Por lo tanto es natural que las personas quieran saber qué ocurre a lo largo de esa cadena y por eso este año la “transparencia suprema” en las etiquetas y envases fue considerada la principal tendencia en el mercado de alimentación, de acuerdo con Innova Market Insights, consultoría especializada en estudios del sector de alimentos y bebidas. Al fin y al cabo, detrás de esos números existen tres tendencias de mercado señalando una misma dirección: el consumidor valora los productos que garantizan el bienestar animal. Vea a continuación cuáles son.
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El consumidor exige más transparencia en la producción de alimentos
Las empresas están adaptándose a esta necesidad. De acuerdo con Innova, de 2011 a 2015, hubo un crecimiento promedio anual de 45% en el número de productos alimenticios lanzados globalmente cuyas etiquetas aseguran que fueron adoptadas buenas prácticas de bienestar animal. En otras palabras, el consumidor exige la producción de alimentos con transparencia y una de las preocupaciones es con el trato y la calidad de vida de los animales.
Un ejemplo proviene del estudio realizado por Coppead, escuela de negocios de la Universidad Federal de Rio de Janeiro (UFRJ), según el cual 30% de las personas están dispuestas a pagar un adicional superior a 40% por alimentos producidos de acuerdo con las buenas prácticas de bienestar animal (ello es justamente lo que el sello Certified Humane le garantiza al consumidor). Otro caso es la constatación, por el Instituto Ipsos, de que 82% de los consumidores están dispuestos a darle preferencia a productos con ese tipo de certificación.
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El aumento de la competencia obliga a los productores de proteína que mejoren sus prácticas
Un informe del banco holandés Rabobank señala que durante los próximos años la producción mundial de carne deberá crecer más que el consumo. Lo cual no quiere decir que, la población vaya a consumir menos carne. En un escenario de mayor oferta, se espera, dice el banco, que las personas sean más exigentes al elegir cuál es la carne que va a comprar. De acuerdo con Rabobank, las empresas y productores que consigan diferenciarse deben obtener mejor desempeño de ahora en adelante. En otras palabras, el mercado deberá tornarse más complejo. La competencia entre los productores de alimentos tiende a intensificarse y los márgenes de ganancias dependerán de los valores agregados que los productores agreguen a su producto. Habrá oportunidades para las empresas y productores que consigan adaptarse con más facilidad, comprobándole a los consumidores su compromiso con cuestiones como la salud y el bienestar animal en toda la cadena productiva, lo que permite tener una producción de alimentos transparente.
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La relación entre salud humana y bienestar animal adquiere mayor relevancia
La tercera tendencia del mercado de alimentos, relaciona las buenas prácticas de bienestar animal a la calidad de la comida y sus efectos sobre la salud de los consumidores. De hecho, para el 91% de los consumidores brasileños, productos provenientes de animales criados bajo buenas condiciones de vida, transporte y sacrificio son de mayor calidad que los que son obtenidos por métodos de crianza convencionales. Para la mayoría de las personas, es posible suponer que esa percepción se basa en el sentido común. Pero la verdad es que los investigadores comprobaron científicamente esa realidad. Un ejemplo de ello, es la comprobación de que la carne de animales sometidos a menos estrés durante su vida tiene características físicas y químicas más agradables al paladar. Aunque no sólo ello. Tomemos el ejemplo del uso de antibióticos para acelerar el crecimiento y el aumento de peso de los animales. Dicha práctica es aún común en diferentes partes del mundo, pero prohibida por las normas estipuladas para la obtención del sello Certified Humane. El uso indiscriminado de esas substancias contribuye a la proliferación de bacterias sumamente resistentes – y por eso está siendo combatida por gobiernos, órganos reguladores y entidades de protección al consumidor con la implementación de leyes y creación de barreras comerciales.
Frente a todo esto, es natural que algunos productores y empresarios se pregunten si en verdad dichas tendencias no están muy lejos de su realidad. Al menos como punto de partida, hay que recordar que para permanecer vigente, cualquier persona al frente de un negocio ya debió cuestionarse al respecto– y evitar el riesgo de ser rechazado por el consumidor en cualquier momento. ¿De qué lado prefiere estar?
Publicado em 28 noviembre de 2017