La Granja Mantiqueira, localizada en la Serra da Mantiqueira, en el interior de Minas Gerais, empezó como un pequeño negocio familiar en 1987. Durante las tres últimas décadas se ha tornado en la mayor productora de huevos de América del Sur, y la 12ª mayor empresa productora de huevos del mundo.
Leandro Pinto, fundador y copropietario de Mantiqueira Alimentos, cree que era su destino transformarse en avicultor. Cuando era niño, su familia tenía un gallinero en el patio de la casa.
Además de los huevos, su padre le vendía a las familias vecinas el abono hecho con las deyecciones de las gallinas. Con su espíritu emprendedor, Leandro empezó temprano. Desde pequeño trabajó como limpiabotas, lavando autos y como chico de los recados. A los 17 años, abrió su primer negocio, una tienda de máquinas agrícolas, que cerró dos años después a causa de la crisis económica de los años 80 aliada a su falta de experiencia.
Fue cuando surgió una oportunidad para actuar en el mercado de huevos. Un amigo de una ciudad vecina sufrió un infarto y le ofreció a Leandro su granja, ya que había decidido parar de trabajar. Leandro no tenía la cuantía necesaria para comprar el negocio, pero consiguió el capital para dar una cuota de entrada con la venta de un camión viejo y un Fiat Uno. Así pudo asumir la granja con 30 mil aves, que ya tenía una pequeña clientela compuesta por feriantes, panaderías y pequeños restaurantes.
Para que el negocio se mantuviese lucrativo, Leandro hizo de todo. Recibía los pedidos, compraba la ración para las aves y entregaba los huevos en camión. Su esposa, Rogéria, fisioterapeuta, lo ayudaba en la granja cuando tenía días libres, mientras Leandro trabajaba día y noche para construir su negocio. “No descansé mucho durante los primeros dos años”, cuenta Leandro. “En verdad, tardaba 3 días para llenar un camioncito de huevos”.
En 1989, la inestabilidad política y la crisis económica por la cual Brasil pasaba sacó muchos granjeros de su negocio. La producción de alimentos cayó, seguida por el desabastecimento. Leandro tenía una de las pocas granjas que consiguió sobrevivir, a causa de su estructura extremamente compacta. Fue cuando la Granja Mantiqueira consiguió aumentar su participación en el mercado y usó el capital generado para expandir sus operaciones. En 1990 ya tenía 100 mil gallinas produciendo bajo un sistema no automatizado. Sin embargo, Leandro siempre se interesó por las tecnologías más modernas para sus granjas, por eso en 1996, después de visitar fabricantes de equipamientos en Europa, empezó a invertir para automatizar toda su producción, que de esta forma consiguió un impulso aún más fuerte para continuar creciendo. “Desde el momento en el que la gallina ponía el huevo hasta el envase, nadie precisaba poner la mano”, dice Leandro.
A mediados de los años 90, cuando Carlos Cunha, dueño de una red de supermercados de Rio de Janeiro, empezó a comprar los huevos Mantiqueira, Leandro veía que su negocio había alcanzado un nuevo nivel. Pero algunos años después Cunha vendió su negocio y Leandro no sabía cómo los nuevos dueños de su principal cliente iban a relacionarse con los proveedores. Entonces lo invitó a Cunha para invertir en su empresa, y tres años después, su producción pasó de 400 mil a 2,4 millones de huevos por día. Leandro y Carlos son socios hasta hoy en día.
El próximo reto para los socios fue la introducción del sistema cage-free. “Siempre buscamos la innovación y seguimos las tendencias mundiales del sector”, dice Leandro. “Vimos la importancia de empezar una producción cage-free, ya que es lo que los consumidores están buscando ahora.”
Cuando fueron iniciados los estudios con intención de empezar la producción en sistema cage-free, Mantiqueira rápidamente se encontró con Humane Farm Animal Care y el programa Certified Humane®.
“Sentimos que Humane Farm Animal Care podría guiarnos para establecer el Sistema cage-free” dice Leandro. “También percibimos el valor de este programa de certificación al validar nuestro sistema. Cuando nos hicimos parte del programa Certified Humane®, pudimos ofrecer aún más garantías al consumidor sobre la crianza de nuestras aves.”
“Bajo este sistema las aves son tranquilas y dóciles, con libertad para moverse y expresar su comportamiento natural, como subir en percheros,” dice Leandro. “La conquista de la certificación de bienestar animal nos deja muy contentos porque nos asegura que estamos en el camino correcto con nuestro sistema de producción cage-free.”
GRANJAS CERTIFICADAS:
– Unidad Cabrália Paulista/SP
– Unidad Lorena/SP
OPERACIÓN DE FABRICACIÓN DEL PRODUCTOS
– Unidad Uberlândia/MG
. Huevos procesados (líquidos y en polvo)
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