Cena de fin de año: ¿sabe de dónde vienen el pavo y el cerdo?
La cena de fin de año es un momento especial. Familiares y amigos se reúnen para confraternizar y deleitarse con las tan esperadas recetas de Navidad y Nochevieja. El menú puede variar incluso un poco, pero algunos alimentos típicos de la época se han convertido en símbolos que no pueden faltar en la cena de fin de año. Un pavo bien jugoso y deliciosos cortes del cerdo son los protagonistas de estas cenas tan especiales. Queremos hablarle aquí hoy del bienestar de estos animales.
Comer pavo y cerdo en la cena de fin de año es una tradición desde hace mucho tiempo y un sinónimo de felicidad. No queremos que usted deje a un lado la abundancia o el uso de estos productos a la hora de poner su mesa. Pero, ¿usted ya se ha parado a pensar en las condiciones a las que se someten a estos animales hasta que llegan a su mesa en la cena de fin de año?
Menos pavo, más cerdo
Vamos a empezar por el pavo. Este año, la demanda externa bajó a causa del embargo que la Unión Europea impuso a la compañía BRF. Además de esto, la empresa JBS, que iba a inaugurar el mayor matadero de pavos de América Latina, lo canceló debido al fuerte descenso en el consumo global de la carne de esta ave. Estados Unidos y la Unión Europea lideran el mercado de producción de pavos, con una producción de 2,6 millones de toneladas y 1,9 millones de toneladas, respectivamente. Brasil es el tercer mayor productor y exportador.
Para quien prefiere disfrutar de la carne porcina en la cena de fin de año, el pernil y el jamón ahumado son otras opciones para el consumidor. La expectativa es que la producción mundial crezca un 2% este año, que representa la mayor tasa de crecimiento mundial de los últimos cinco años. El consumo de la carne de cerdo se está incrementando en América Latina, principalmente en Argentina, Colombia, México, Uruguay y parte de Centroamérica.
Independientemente de lo que usted decida, no se preocupe. Encontrará carne de pavo y cerdo en el supermercado para su consumo en la cena de fin de año. Para atender la creciente demanda de estos productos durante esta época, la producción se hace a gran escala. Puede que no lo parezca, pero las prácticas de bienestar animal no tienen por qué dejarse a un lado en las grandes producciones. Son detalles sencillos, pero que han de tenerse en cuenta para que la vida de los animales sea digna.
Libertad para los pavos
En el día a día, los pavos han de tener el espacio suficiente para aletear, moverse con libertad y usar perchas, que estén un poco por encima del suelo. El alojamiento en jaulas, en pisos con alambres o huecos está prohibido. Las condiciones térmicas deben proporcionarles siempre un ambiente agradable. Por eso, en el proyecto de las instalaciones el sistema de ventilación y su velocidad tienen que ajustarse según la fase de crecimiento. Sin embargo, desgraciadamente, la mayoría de las veces no se respeta ni lo mínimo necesario: muchos pavos crecen en aviarios superpoblados, donde apenas consiguen moverse, y tienen que dormir en el suelo, algo contrario a sus instintos.
Los cerdos necesitan un espacio adecuado
Todos los cerdos tienen que tener acceso a agua fresca y a una dieta específica, según su especie, edad y fase de producción. Al contrario de lo que se ve en muchas granjas, las jaulas apretadas y el confinamiento de movimientos están prohibidos. Según las buenas prácticas de bienestar, durante la gestación las cerdas reproductoras deben alojarse en jaulas colectivas amplias, y después del nacimiento de los lechones las cerdas han de tener el espacio suficiente para moverse libremente.
Para evitar el estrés de los cerdos en la época de más calor, debe haber un área de sombra accesible que tenga el espacio suficiente para permitir que todos los animales se acuesten al mismo tiempo. Se han de poner a disposición zonas húmedas, sistemas de goteo o aspersores. Estos animales son curiosos por naturaleza y les encanta hozar. Es por eso que deben tener acceso constante a paja u otros sustratos adecuados, como por ejemplo virutas de madera.
Para concluir, nos queda aquí la esperanza de que no sólo en esta época del año, sino en toda compra de productos que usted como consumidor haga, la búsqueda por el bienestar animal sea su prioridad. En esta cena de fin de año, busque degustar recetas cuyos ingredientes se hayan producido respetando a los animales. Exíjaselo a las industrias y productores. Si usted es un criador, vale la pena que reflexione sobre ello – ¿no cree que ha llegado la hora de que usted ayude a proporcionarles una buena vida a los animales?
Publicado em 17 diciembre de 2018