Los consumidores rechazan las empresas que no piensan en el bienestar animal
Muchos criadores de animales están acostumbrados a protegerse de las críticas por las condiciones de vida de los animales afirmando que hacen todo lo que decreta la legislación.
Esto se refiere casi siempre a ocuparse de las cuestiones sanitarias de los rebaños, que abarca aspectos como la vacunación, las características nutritivas de los piensos y la limpieza de los alojamientos. En contadas ocasiones se piensa en el bienestar animal.
Sin duda, todo eso es bueno y necesario, pero ya no es lo suficiente para los consumidores. Una parte cada vez mayor del público se preocupa con el dolor y el sufrimiento de los animales que les sirven de alimento. Los consumidores rechazan aquellas empresas que no hacen algo para evitar el sufrimiento de los animales de producción. La señal de alerta la da el profesor Edmond Pajor, especialista en bienestar animal de la Universidad de Calgary, en Canadá, e integrante del comité científico de Humane Farm Animal Care, una organización no gubernamental sin fines lucrativos que creó y mantiene el programa Certified Humane® de certificación.
En otras palabras, cumplir con la legislación es lo mínimo que debe hacerse. Para no perder mercado, los criadores de animales y las empresas alimentarias tienen que garantizarles a los consumidores que se minimizan tanto el dolor como el malestar físico y psicológico de sus animales.
Recientemente, el profesor Pajor hizo una presentación sobre el tema en un seminario de bienestar animal para ganaderos en Canadá. Los puntos más importantes de la conferencia fueron resumidos por la página web Canadian Cattlemen. La presión de los consumidores ha hecho que los investigadores amplíen el foco de sus trabajos para buscar nuevas formas de análisis de la calidad de vida de los animales criados en granjas. Según este profesor, no basta sólo con aliviar el sufrimiento de los animales – es preciso estimular en ellos un estado emocional positivo, garantizándoles calidad de vida y felicidad. Y esto es algo que el público valora a la hora de decidir qué comprar. “Los consumidores tal vez no comprendan cómo funcionan los diferentes sistemas de alojamiento dentro de una granja, pero sí entienden cuándo éstos les causan sufrimiento a los animales”, dice.
Para mantener los estándares de bienestar animal, hay que ir más allá de lo puramente básico
De hecho, los estándares de bienestar animal no se limitan simplemente a repetir lo que dictan las normas sanitarias de salud. Tomemos como ejemplo las directrices que deben seguir los productores certificados con el sello Certified Humane. No basta con mantener a los animales sanos, sino que además se les ha de evitar cualquier malestar, estrés y sufrimiento psicológico. Alimentarlos no es suficiente. Su pienso debe ser equilibrado y nutritivo, respetando al máximo los hábitos alimentarios de los que disfrutarían en la naturaleza. Proporcionarles un ambiente limpio y seco donde vivir ya es un buen comienzo – aunque también se les debe garantizar, entre otros aspectos, un espacio en el que puedan moverse libremente, una iluminación adecuada que les proporcione un sueño tranquilo, y aire y agua limpios y renovados.
La adaptación a este tipo de crianza por parte de las propiedades no debe verse como un desafío complejo. La experiencia de los criadores ya certificados muestra que este trabajo es viable financieramente y trae consigo una respuesta de los consumidores que sirve de recompensa en todos los aspectos del negocio.
Publicado em 26 julio de 2018