3 mitos sobre la certificación de bienestar animal
Cuando se quiere obtener la certificación de bienestar animal para una producción, es normal que surjan varias dudas.
Algunos productores se preocupan por el hecho de que los costos aumenten mientras que otros creen que no van a conseguir pasar por el proceso de certificación con éxito porque quizá sea demasiado complejo. Sin embargo, muchas de estas suposiciones son solo mitos y obtener la certificación de bienestar animal es menos complejo de lo que parece.
Siga leyendo para descubrir cuál es la realidad de todos estos mitos que se repiten tan a menudo.
Mito 1: Solo se certifican las propiedades que utilizan alta tecnología y los equipos más modernos
Si bien la tecnología y los equipos modernos pueden ofrecer beneficios adicionales en cuanto a eficiencia y productividad, no son requerimientos esenciales para obtener la certificación. La certificación se concede en base al cumplimiento de ciertos criterios y estándares que se establecen en las normas vigentes.
Lo importante es que el productor comprenda perfectamente las normas que se apliquen a su sector y las implemente de forma concreta. Esto requiere un esfuerzo dedicado para entender los requerimientos que se exigen y adaptar las operaciones internas. Es fundamental invertir en la capacitación del personal encargado para que conozcan bien las normas y puedan implementarlas de manera efectiva.
La creatividad también juega un papel importante a la hora de obtener la certificación. Es necesario encontrar soluciones innovadoras y adecuadas para cumplir los requerimientos y no depender exclusivamente del uso de la alta tecnología. A menudo, optimizar los procesos existentes, revisar el flujo de trabajo y adoptar buenas prácticas puede ser suficiente para lograr los objetivos que establecen las normas.
Mito 2: Los costos de la certificación de bienestar animal son un obstáculo
Si bien es cierto que el proceso de certificación requiere una inversión, es importante desmitificar la idea de que estos costos son siempre un impedimento para que los productores consigan certificarse. De hecho, la certificación aporta beneficios significativos, especialmente para aquellos que desean añadir valor a sus productos en el mercado.
Es comprensible que los productores se preocupen con los costos de la certificación. Sin embargo, se debe analizar la situación de manera amplia y tener en cuenta los rendimientos potenciales que pueden surgir al realizar esta inversión.
Uno de los principales beneficios de la certificación de bienestar animal es la capacidad de vender los productos a un precio más alto que los de la competencia. Los consumidores conocen cada vez más el origen de los alimentos que consumen y valoran los productos que provienen de operaciones con prácticas sostenibles y éticas, por lo que contar con un sello de certificación de bienestar animal añade valor al producto, lo hace más atractivo para este público y da a los productores un mayor margen de ganancia.
Además, la certificación de bienestar animal también puede abrir puertas a nuevos mercados y oportunidades comerciales. Muchos minoristas y restaurantes, por ejemplo, buscan proveedores que cumplan con altos estándares de bienestar animal. Al obtener la certificación, los productores pueden acceder a estos canales de distribución y establecer alianzas comerciales ventajosas, aumentando su visibilidad y ampliando las oportunidades de venta.
La inversión que se necesita para realizar estos cambios iniciales varía según el estado en el que se encuentre la propiedad en ese momento.
El costo de la certificación en sí se calcula teniendo en cuenta el tamaño de la operación, ya que las tarifas dependen del tiempo empleado en la inspección y del volumen de producción en el caso de operaciones con animales.
Cuando se trate de la certificación de unidades de procesamiento que solo utilizan ingredientes certificados y que no incluyan la crianza de animales, solo se cobrará la tarifa de inspección.
Los valores se calculan según el número de animales que se crían en una propiedad certificada o el volumen de productos procesados en una empresa que tenga el sello Certified Humane de bienestar animal.
Siempre es bueno recordar que el 82% de los consumidores afirman que compran o están dispuestos a comprar productos que se han elaborado implementando buenas prácticas de bienestar animal.
Mito 3: El proceso de certificación es arduo y complejo
Quienes no están familiarizados con las normas de bienestar animal pueden tener la impresión de que son demasiado difíciles de seguir y tienen detalles complicados. ¡Nada más lejos de la realidad! Cualquier propiedad puede cumplir con los estándares necesarios para obtener el sello Certified Humane de bienestar animal.
Los estándares que hay que seguir son bastante objetivos y establecen claramente qué se puede hacer, qué se debe evitar y en qué condiciones deben vivir los animales. En general, no exigen nada complicado. Su objetivo es solo informar a los productores de lo que deben hacer para crear un ambiente en el que los animales no sufran.
Fundamentalmente, se trata de satisfacer todas las necesidades de los animales como requerimiento previo para la certificación. Para ello, las normas especifican la cantidad ideal de recursos que no pueden faltar para cada especie, como el espacio mínimo de comederos y bebederos, el espacio de nidos y perchas para gallinas ponedoras, una dieta nutritiva adaptada a la edad y fase de producción del animal y, por supuesto, la ausencia de ingredientes prohibidos en el alimento, como antibióticos y promotores de crecimiento.
Las normas de bienestar animal explican la importancia de disponer de un amplio espacio para que cada animal exprese sus comportamientos naturales, con material de cama adecuado en los lugares donde estos se crían.
Los estándares exigen que se eliminen los factores que causan estrés a los animales, como evitar el uso de iluminación excesiva que reduce las horas de sueño, aislar todas las instalaciones eléctricas y protegerlos contra depredadores.
Como en toda producción animal, también se requieren cuidados especiales de bioseguridad para eliminar los riesgos del contagio de enfermedades. Procedimientos sanitarios, como los tratamientos aplicados al rebaño o las vacunas, siempre se deben registrar adecuadamente según lo indique el veterinario responsable. Cualquier intervención que pueda causar dolor a los animales solo debe realizarse en caso de que sea necesaria, bajo autorización y con el uso de medicamentos para mitigar el dolor.
En el mercado actual, quienes juegan un papel principal para el crecimiento comercial son los consumidores e inversores, que ya han colocado el bienestar animal en lo más alto de su lista de prioridades.
Con un poco de disciplina y algunas adaptaciones, usted también puede formar parte de este movimiento a favor de la calidad de vida de las criaturas que nos proporcionan alimento. El futuro de su negocio puede depender de ello.
Para obtener más información sobre este asunto, lea el artículo: Todo lo que necesita saber sobre la certificación de bienestar animal.
Publicado em 29 mayo de 2023