Bienestar animal y calidad de carne: una oportunidad estratégica para la región

Por Rafael Leguísamo
Marzo 2025
En los mercados globales, el bienestar animal ya no es solo una cuestión ética: se ha convertido en un factor clave de diferenciación, acceso comercial y valor agregado.
En Uruguay, una auditoría nacional liderada por INIA (Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria) e INAC (Instituto Nacional de Carnes) estimó más de USD 31 millones en pérdidas anuales por hematomas, abscesos y pH elevado en las canales. Lo más revelador: el 97,8% de esas pérdidas son evitables con mejoras de manejo desde el campo hasta la faena. Este no es solo un desafío local: es una señal para toda la región.
Desde Uruguay y Paraguay hasta Argentina y Brasil, compartimos sistemas extensivos, pasturas naturales y razas adaptadas. Sin embargo, el potencial de esa base productiva aún no se traduce plenamente en la capacidad de capturar mayor valor en los mercados donde ya estamos presentes.
¿Qué demandan hoy esos mercados?
- Estándares de bienestar animal, ambientales y de sistema de alimentación.
- Trazabilidad e integridad del producto desde el origen
- Buenas prácticas que reduzcan el estrés y mejoren la calidad
- Comunicación clara de los atributos diferenciales al consumidor
En EE.UU., por ejemplo, el 65% de los consumidores “Claim Seekers” solo compra carne de animales criados humanitariamente, y están dispuestos a pagar más por etiquetas como grass-fed, antibiotic-free o Certified Humane®.
A nivel general, el 31% de los consumidores estadounidenses ya considera el bienestar animal en su decisión de compra y un 63% quiere saber más sobre el origen y condiciones de producción de los alimentos. No es solo una tendencia: es un cambio estructural en cómo se valora la carne.
Esta transformación también se percibe en el campo. Cada vez más productores están adoptando tecnología y gestión en procesos no solo para mejorar la calidad y el bienestar animal, sino también para optimizar la eficiencia y aumentar la productividad, como vía hacia una mayor rentabilidad de sus empresas. A su vez, el aumento del valor del producto final —cuando toda la cadena mejora su desempeño— también representa una vía indirecta pero poderosa para mejorar la rentabilidad del productor, a través del derrame positivo generado por una cadena mejor coordinada y diferenciada.
Cada vez cobra más relevancia una visión integradora de todo el sector, donde el éxito no depende solo de un eslabón, sino del funcionamiento coordinado de toda la cadena cárnica. La calidad del producto final se define desde el origen, y herramientas como la trazabilidad —más allá del control sanitario— se vuelven una oportunidad compartida de diferenciación y generación de valor para todos.
La región tiene una oportunidad estratégica: reposicionar la carne no solo como un alimento nutritivo y natural, sino también como producida con estándares responsables, trazables y alineados con lo que el mundo quiere consumir.
Esto no es un costo, es una inversión en el futuro de nuestros productos, marcas y reputación como región productora de alimentos de alto valor. Se alinea con los principios de la Global Roundtable for Sustainable Beef, que promueve una ganadería sustentable desde lo ambiental, social y económico.
En este contexto, resulta clave seguir profundizando el intercambio entre quienes trabajamos en distintos eslabones del sector. Los aprendizajes compartidos y las experiencias concretas son parte fundamental del camino hacia una carne más competitiva y sustentable.
Publicado em 16 abril de 2025