Beneficios del bienestar animal en cerdos generan lechones menos agresivos
La preocupación y los beneficios del bienestar animal no son, de ninguna manera, una moda pasajera que una cuestión ideológica. En numerosas ocasiones, la ciencia comprobó que la crianza en un ambiente humanizado trae resultados económicos para los productores – obviamente, a través de mejorar la calidad de vida de los animales.
Vea por ejemplo, un estudio realizado recientemente en la Universidad de São Paulo en Brasil, los investigadores constataron que las cerdas reproductoras que no pasan hambre durante la gestación paren lechones menos agresivos, reduciendo las peleas y lesiones que pueden conducirlos a enfermedades, y en casos extremos a la muerte. Un estudio más que comprueba los beneficios del bienestar animal para los productores.
Se trata de una cuestión importante en la crianza de cerdos. De acuerdo con la investigación, las cerdas son acostumbradas a someterse a una dieta restringida durante la gestación para que engorden exageradamente, y evitar problemas al momento del parto. El problema es que pasan hambre, lo que puede constatarse por las alteraciones de comportamiento, como masticar si alimento en la boca, morder los bordes de los comederos o aumentar el consumo de agua.
La hipótesis de los investigadores era que el estrés causado por la falta de comida afectaba el desarrollo de los lechones durante la gestación, tornándose más agresivos. Con el objetivo de obtener una comprobación, ellos compararon lo que sucede con los cerditos de las cerdas que enfrentaron restricciones alimentarias con los de aquellas cerdas que recibieron una dieta enriquecida con fibra – es decir, cáscara de soja, un alimento que aumenta la sensación de saciedad sin provocar aumento de peso excesivo.
Los resultados demostraron que cerdas bien alimentadas producen cerditos más tranquilos. Prueba de ello, es que antes del destete los lechones nacidos de cerdas que recibieron una dieta rica en fibra presentaron menos lesiones en la piel que los lechones cuyas madres que sufrieron una restricción alimentaria. Ello indica que el comportamiento agresivo y las peleas entre lechones fueron más raros entre ellos si sus madres no pasaron hambre. Una posibilidad es que las hembras cuya dieta fue restrictiva haya producido mayor concentración de hormonas relacionadas al estrés – como el cortisol – que perjudican el desarrollo de los lechones durante la gestación.
La investigación resultó en una tesis de maestría, que puede encontrar aquí. El año pasado, se publicó en una versión en inglés en la plataforma científica PLOS, con sede en San Francisco, California.
Publicado em 05 abril de 2018